Decir la verdad requiere valor, condenar al débil es mucho mas fácil y corriente que señalar con el dedo a los poderosos del mundo por temor a ser demonizado. No me malinterpreten, un poderoso no es un hombre o grupo de personas que todos sabemos que es corrupto y que por ello nos es posible criticarlo sin consecuencia alguna. Un poderoso es una entidad que a pesar de que, en el fondo sospechas de él, no te atreves a decir una tan solo palabra, porque sabes muy bien que si tratas de tocarla, te muerde de regreso a través de medios poderosos, como los medios de comunicación (El pobre usa AK47 y RPGs) y métodos propagandísticos avanzados. La propaganda se filtra en las masas y los pensamientos disidentes pueden dar lugar a todo tipo de discriminación social y problemas en el trabajo.
El hecho es que la verdad tiene un costo y debido a esto, se espera que se mantenga escasa y poco accesible. Hoy en día, la escasez de opiniones veraces tiene a la gente retomando temas viejos y hablan contra males pasados que no constituyen ya una amenaza para nosotros (Podes hablar cuanta peste querrás de los nazis, porque simplemente no te cuesta nada hacerlo ). Este mecanismo de cobardes estaba allí en el pasado y todavía está aquí hoy.
La lucha por vivir una vida con dignidad e integridad comienza con la necesidad de algo que trasciende las necesidades materiales diarias y objetivos profesionales, comienza en el corazón de los hombres y mujeres que nos rodean, y no importa por cuanto tiempo le has vendido tu alma al camino de la menor Resistencia posible, la verdad, eternamente elegante,
siempre estará ahí cuando comience a sentirse pesada. LIVE ON